Mi regreso a Oxtotipac
Durante la jornada de observación e intervención la semana del 14 al 18 de marzo del 2011, en el Jardín de Niños “Luis Nishizawa” ubicado en la localidad de Oxtotipac, Otumba, iba con una finalidad como docente en formación, que los 25 niños matriculados con hay en mi aula, se concientizarán acerca de la importancia de las medidas de higiene.
Todo cambia en mi planeación cuando llego al jardín de niños y percibo que un proyecto es el que acaban de comenzar en mi grupo, ¿de qué manera relacionar lo que yo pretendo con el proyecto que se ejecutaba? O ¿debo cambiar toda la planeación, de acuerdo a lo que está viendo la educadora titular?. También ¿cómo hacerlo interesante, según el contexto en el que me encuentro inserta?
Flexibilidad en la planeación, momento adecuado de ejecutarlo, ¿qué sucedía?, no retomo el contexto para la realización de mis actividades de intervención. Si los niños están viendo animales ovíparos y yo quiero rescatar concientización de medidas de higiene, ¿ellos de qué manera cuidan sus animales?, cuestiones a partir de mis anteriores diagnósticos que dieron apertura para que yo me inserte como docente en el aula.
En esta tercera ocasión presentándome al jardín, me lleve muchas sorpresas, primero, fue el que se menciono anteriormente, luego el insertarme más al contexto respecto a sus tradiciones, cuando los niños juegan y dramatizan a los huehuenches y las maricas, parte de sus tradiciones que están muy relacionadas con el catolicismo. Los niños se daban cuenta que yo no conocía y obtenía comentarios como “hay maestra, ¿cómo que no conoces como pegan los huehuenches a las maricas y cómo las maricas ponen en la horca a un gallo?, entonces, ¿tampoco vas al cerrito a subir la cruz?, nosotros te invitaremos para que tu conozcas. Mediante cuestiones y platicas con padres de familia, está es una tradición recién pasada en donde los niños, solo son espectadores, entonces, en el jardín ellos llevaron lo dramatizaban porque es parte de su identidad.
Volver a agarrar un trompo y girarlo, fue sorpresa, cuando Efrén me dijo “maestra, toma, juega conmigo al trompo, gíralo” era el momento de ser parte de los niños con sus juegos e intereses, en donde primero recordé mi infancia, pero sobre todo fui parte de mis alumnos retomando lo que ellos me pedían y exigían.
Los niños se acuerdan de mi, saben que hemos trabajado de forma diferente, me piden recordar las canciones que en algún momento les enseñe, saben que voy a intervenir y seré yo la que dejará trabajo, reconocen las reglas que establecí como “el momento de pensar”, pero sobre todo están dispuestos a que juntos recabemos nuevas experiencias.
Mis niños han cambiado, sus habilidades así como destrezas y competencias se han fortalecido, veo como Edgar aun con su problema de lenguaje, se integra cada vez más a su grupo. 2 niños nuevos en el salón, debido a cambio de domicilio, Aravier desde Tlaxcala llego a Oxtotipac y Odaliz del D.F por fin se vino a su casa y dejo de vivir con su abuelita.
Dentro del contexto soy la maestra Gaby, la que llega con esas ideas que no solían hacerse, así lo comentan las mamás ¿ahora qué harán maestra?, ¿ustedes organizaron eso de la matrogimnasia?, ¿debería enseñarles usted el baile, porque todos van disparejos, ni saben los pobres niños? Mediante las múltiples cuestiones y comentarios de los padres, se lo que me exigen, lo que esperan de mi y la manera en que he impactado dentro del contexto.
La comunicación con padres, en esta ocasión, fue muy gratificante, no se trata solo ser parte del aula, sino igual parte de cada una de las familias, conociendo, observando, cuestionando, escuchando, incluyéndome en la comunidad.
“Maestra a poco no vendrá al bailable del martes, usted no debe faltar, es la maestra de los niños, a parte porque se quedo tan poquito tiempo” así me decía la mamá de Gabriel, ¿que ha implicado el que ahora sea reconocida así? El trabajo y compromiso, desde el hecho de llegar temprano y recibir a los niños, el saludar a toda la comunidad cuando voy llegando al jardín, el cuestionar, escuchar, el querer ser parte de ellos, el atender a los niños me ha dado pauta para que yo me inserte dentro del contexto y ahora se tenga ese concepto de mi.
¿Qué sucede cuando no pasa lo mismo con mi educadora titular? Con ella solo me siento la practicante, la que debe cuidar y entretener a los niños mientras se realiza la matrogimnasia, la que manda y yo debo obedecer, entonces ¿realmente estoy inserta dentro del contexto?, si eso es significado de estar inserta, no me hace sentir cómoda, ya que desvaloriza mi trabajo y función que quiero realizar con los niños así como con los actores que lo rodean.
En esta ocasión hasta la directora se acercó más a nosotros como docentes en formación, dando a todas de manera general, sugerencias que sirvan para próximas intervenciones. También nos incluyó en la comida que se realizó, con motivo del cumpleaños de una docente. Donde daban a conocer sus experiencias, acerca de los accidentes que han sufrido los niños.
Finalizada la jornada de observación e intervención en mi jardín de niños, me quedo de nuevo con todo lo nuevo que aprendí, poco a poco me cultivo de todo lo que vivo, no termino de conocer el medio en el que me desenvuelvo, me cuestionó, me conflicto, pero continuo, para lograr lo que pretendo como parte de mi formación inicial.
Elaboro: Gabriela Garcia Diaz